lunes, 26 de agosto de 2013

The top of the top

26 de Agosto:

Ya es de día. La verdad es que no sé ni que hora es, ni si ahora nos toca desayunar, comer o cenar por 3era vez. Es curioso cómo se puede descentrar a una persona con sólo meterla en un espacio cerrado sin luz natural y dándole de comer cada poco. Pierdes la noción del tiempo y el espacio por completo. A parte de acabar con una pesadez de estómago....

Llegamos a Dubai. A la ida al llegar de noche no pudimos salir ni ver nada, pero hoy tenemos una escala de casi 7 horas y queremos acercarnos al centro a ver los famosos edificios de lujo.
Nada más salir hacia control de pasaportes ya se ve otro ambiente. Las mujeres que en el avión iban vestidas cual occidental, ahora iban tapadas de pies a cabeza. Se percibe una superioridad de los hombres tanto en el trato como en los gestos. La verdad es que no te hace sentir nada cómoda.

Desde la terminal del aeropuerto hay un metro que va directo hasta el Burj Khalifa. Para llegar hay que recorrer una pasarela cubierta que lleva hasta un gran centro comercial, "el centro comercial", el Dubai Mall. El centro comercial más grande del mundo, con todas las grandes marcas, cines, parque de atracciones, acuario, fuentes como las del Bellagio pero a lo grande, restaurantes y el acceso al famoso "At the top Burj Khalifa".

Son poco más de las 9:30 y las tiendas no abren hasta las 10:00 así que podemos ver el centro comercial casi desierto. Todos se suben al dichoso edificio, previo pago de 26 euros por persona. Yo, como soy la nota discordante siempre, según Samu, pues me quedo abajo. No me genera ninguna atracción el subir a torres altas y menos cuando lo único que se ve es polvo, arena y construcciones mastodónticas en mitad de la nada, como si fuera una ciudad fantasma. Me voy a dar una vuelta a las fuentes, aunque hasta las 13:30 no hay actuación así que aprovecho a hacerle unas fotos al edificio desde abajo. Imposible estar en la calle más de 10 minutos seguidos. Creo que al sol se rondarán los 30 y muuuchos grados y no son ni las 10 de la mañana. No me extraña que no se vea a nadie por la calle y que por todas partes tengan el aire acondicionado a tope.

Una vez ya bajan los amantes de los miradores, aprovecho que se quieren ir de tiendas para buscar algo de desayunar. No encuentro nada que me llame, la verdad, hasta que encuentro un supermercado con fruta, panadería recién hecha, leche fresca.. mmmm, qué rico todo!! También encuentro unos dulces árabes de esos empalagosísimos pero muy ricos, para llevar de recuerdo a los del trabajo.

Sin darnos cuenta se nos han ido las horas y ya tenemos que volver al aeropuerto.

Ningún contratiempo en la vuelta a casa. Llegamos a las 9 de la noche, cansados del viaje y con ganas de pillar la cama y comernos una tortilla de patata y un gazpachito bien fresquito.

Mua, mua a todos, ya quedaremos para pasarnos las fotos ehh!! Y ya. Se acabó el viaje. Se terminó la aventura. Volvemos a lo conocido, a la rutina. No habrá más trenes, ni más fotos, ni más ramen. Sniff, sniff ;(

Atrás dejamos a una gente tan maravillosa como peculiar. Un país por descubrir al margen de las grandes ciudades. Una naturaleza exuberante acompañada de tradición y respeto, cercada por la tecnología.

Ha sido toda una sorpresa para los sentidos. Una locura fotográfica. Una sensación contradictoria.

Todo el mundo me pregunta si lo recomiendo. Por supuesto!!! pero no por Tokyo ni por Kyoto, si no por Mami, Asusa, Yae, las personas que nos llevaron hasta los hoteles, las personas que nos atendieron en los restaurantes, las que nos recibían con una sonrisa en las tiendas.. por conocerles a todos ellos SI merece la pena visitar Japón.

Ha sido un placer :)

Hasta el próximo viaje!!

(Ahora empezaré a rellenar las entradas con fotos, así que tendréis que volver a revisarlas de vez en cuando, jijijiji)

domingo, 25 de agosto de 2013

Sayonara, baby!

Día 25 de Agosto:

Último día en Japón, oooohhhh!!! Parece que fue ayer cuando llegamos. Aunque a ratos tenía ganas de volver ya a casa, cuando finalmente ves que se acaba, da pena.

Hoy tenemos el vuelo a la 1:30 am, por lo que todo el día podremos aprovecharlo. Decidimos separarnos de nuevo. Yo tengo ganas de volver a Yoyogi para ver la segunda parte del festival de danza. Hemos quedado en reunirnos en la estatua de Hachiko por la tarde, junto con Mami y Asusa, la otra chica que conocimos en el albergue de Aso, que hablaba español con acento mejicano.

Hoy en el parque hay menos afluencia de público, por lo que es más cómodo y tranquilo ver el desfile.
Aunque es menos vistoso que ayer porque ya no está bajo concurso.

Nos vamos andando hasta el punto de reunión y allí nos encontramos a todos incluida Mami, Asusa y un amigo suizo de Asusa. Ha sido un momento un poco raro porque ambas desconocían que iban a quedar la una con la otra y parecían rivalizar por el papel de anfitriona.

La tarde se plantea con la visita a un mercadillo de comida tradicional de las diferentes prefecturas de Japón, cerca de Roppongi. Según nos cuenta Asusa es muy popular, y tanto!!! cuando llegamos casi no se puede ni caminar. Mami nos va enseñando qué comida es típica de dónde. Es curioso de ver y de probar, pero tanta gente me está agobiando un poco. En cuanto hemos recorrido un buen tramo, decidimos volver a la zona de Shinjuku para acercarnos a dónde más tarde deberemos coger el autobús para volver al aeropuerto. No sin antes, hacernos unas fotos con unos luchadores de sumo que andaban por ahí picando en los puestecillos.

Una cosa que nos quedaba pendiente de hacer con Mami del día de nuestra salida, fue el hacernos fotos disfrazadas de colegialas, sirvientas, policías, gatitas, marineritas.. en los fotomatones de los centros recreativos. Mami nos lo tenía ya todo organizado y siempre controlando el tiempo para que cogiéramos el autobús adecuado y llegar bien al aeropuerto. Qué encanto de chica!!

Una vez elegidos los disfraces (finalmente conseguimos que Mami y Asusa también nos acompañen), entramos al fotomatón. Es enorme y hace varios disparos entre los que hay que cambiarse de posición con rapidez. Después se pasa a la parte de atrás donde se pueden colorear, escribir, poner figuritas.. Es divertido si vas con alguien que entienda el japonés y te lo explique porque si no no sabríamos ni sacar las fotos. Otra ventaja de ir con alguien de allí, es que ellas tienen la opción de enviarse las fotos por correo electrónico, siempre que sea una dirección de Japón. Lo cual está muy bien porque las fotos que te da la máquina son miniaturas en collage.

Ha estado divertida la sesión de fotos. Ya podemos tachar de la lista el disfrazarnos en Japón.

Ya es hora de que vayamos yendo al apartamento a hacer las mochilas, así que nos despedimos de Mami y de Asusa. Ha sido un momento bastante vergonzoso  porque ambas nos han traído unos regalos y nosotros no tenemos nada para ellas. Les prometemos que cuando vengan a España los regalos se los vamos a hacer nosotras, así que aquí os esperamos chicas!!! Un besote enorme si leéis esto. Os echamos de menos y estáis invitadas a venir a España. Os recibiremos con los brazos abiertos!! y Mami!! tienes que venir a correr la San Silvestre eeeehh!!

Al llegar al apartamento parece que tenemos invitado. Nos encontramos con Sam, el dueño de la casa que ha venido a preparar lavadoras y comprobar que está todo correcto. Es un chaval muy agradable que llegó a Japón para estar unos meses, de ahí se quedó un año, luego dos, conoció a su mujer, se casaron y ya no se volvió nunca más.

Dadas las gracias por su atención, nos fuimos hasta el aeropuerto de Haneda. Cenamos nuestro último ramen antes de coger el avión y adiós Tokyo. Nuestra aventura nipona terminaba así, sin más. Mis reflexiones las dejo para la última entrada de mañana con nuestra visita a Dubai.

Sayonara!!



sábado, 24 de agosto de 2013

Danzas, flamenco y el secreto de la yema

Día 24 de Agosto:


Como era de esperar, la noche de chicos fue un fiasco total. Vagabundearon por bares más que sospechosos y un gordito les ofreció un "massage and blowjob". Al final terminaron en el barrio bebiendo whisky con un madrileño casado con una china/japonesa que estaba a punto de dar a luz.

Hoy sigue el cielo nublado aunque parece que no va a llover, así que elegimos visitar el parque Yoyogi.
Hay un autobús que pasa por el barrio con forma de perro que nos deja en la puerta por sólo 100 yenes.  Es uno de los parques más grandes de Tokyo y alojó la villa olímpica en su día.
Según nos vamos acercando, vemos que hoy no es un día normal en este parque, y es que grandes grupos vestidos con trajes tradicionales de colores y grandes banderas. ¿Qué está pasando aquí?

Nos bajamos del perrobus y seguimos a la multitud hacia un paseo dentro del parque donde se está produciendo un desfile. Estos grupos que hemos visto, desfilan a los largo de 200 metros interpretando una coreografía con banderas, abanicos, sombrillas, pañuelos y una especie de castañuelas a la japonesa.  Muy espectacular por la variedad de coloridos, vestimentas y coreografías. Al parecer es un concurso nacional de danza donde participan grupos de diferentes prefecturas de Japón, donde los integrantes van desde niños pequeños hasta personas mayores.
Aparte del paseo principal hay 2 escenarios donde los grupos van actuando, esta vez sin desplazarse, lo que da más vistosidad a la coreografía y permite verla de forma completa.

Muy chulo, ha estado curiosa la mañana. Comemos unas hamburguesas hechas en los puestos de comida del festival y terminamos la visita al parque descansando al borde del estanque.
Las vistas son bonitas e invitan a invertir un poco más de tiempo es quedarse allí. De esta forma es como vimos al perro hawaiano. Un perro al que su dueño le llevaba con gafas de sol para perros y una camisa de flores. Total!!! También nos pilló por banda la chica que ofrecía abrazos gratuitos.

Una vez abrazados, nos dirigimos a la salida del parque que da a Takeshitadori. Esta calle es la conocida por estar frecuentada por las gothic lolitas y demás personajes con looks poco habituales. Hay muchas tiendas con ropa "diferente" y un gran Daiso (la tienda del todo a 100 yenes).

Después de hacer unas compritas en el Daiso, nos volvemos a Shinjuku. Sara quiere encontrar la calle de los Yakitoris y Edu y Samu quieren ver el Goldengai. De camino nos encontramos a un lugareño que saca a pasear a su mascota, un surikata, o perrito de las praderas. Es muy gracioso, porque entre que la gente le para cada dos por tres para hacerse fotos y que el bichejo sólo sabe estar de pie.. el lugareño debe tardar como 5 horas cada vez que le saca a la calle.

Preguntando, preguntando, llegamos al Goldengai. Es un sitio parecido a un poblado chabolista en mitad de los rascacielos. Casitas de 2 plantas, con bares y restaurantes minúsculos. Y cuando digo minúsculos es que no entran más de 6 o 7 personas y todas en fila. Encontramos uno llamado Nana Bar. Un rincón dedicado al flamenco en pleno Tokyo. Yo no puedo contar mucho sobre el sitio, porque  Sara, Grego y yo nos tuvimos que ir invitados amablemente por el dueño del bar, ya que no íbamos a consumir nada y no podía permitirse ocupar 3 sitios en ese minibar.  El caso es que al parecer los que se quedaron se lo pasaron muy bien, fingiendo ser toreros famosos en España y vacilando a los aficionados al flamenco con que no tenían suficiente "duende".

Partimos en busca de la calle de los yakitoris, pero nadie parece conocerla. Realmente no creo que sea una calle si no que por esa zona hay bastante restaurantes donde sirven yakitoris (las brochetitas de toda la vida). Elegimos uno cuya especialidad es el pollo, en todas sus variantes: pechuga, contramuslo, vísceras, piel.. la verdad es que estaba todo muy rico. Me volvió a sorprender que se quedaran sin existencias de ciertos platos y también me llamó la atención, el acompañamiento que llevaba uno de los pinchos. Una yema de huevo cruda por dentro, como la de un huevo frito, pero hecha ligeramente por fuera de manera que se pudiera coger con los palillos sin romperse. Pregunté cómo la hacían, pero no quisieron desvelarme su secreto.

Sin más, nos volvimos a casa. Iba a ser nuestra última noche en Japón, pero ya estábamos reventados de todo el día, así que preferimos descansar. Mañana será otro día.

viernes, 23 de agosto de 2013

Kill boys

Día  23 de Agosto:

Vuelta al madrugueo otra vez. Hoy nos acompañará a mi y a mi dolor de espalda de ayer, el dolor de espalda de hoy. Qué agradable dormir en el suelo, gracias por no privarnos de esta experiencia!!

Hoy dividiremos el grupo y es que Sara quiere visitar el gran Buda de Kamakura. Siente pasión por estas esculturas y si a eso le añades que Kamakura es una zona de playa donde la gente practica surf, para qué queremos más!! Justo todo lo que a ella le gusta. Así que ella y Grego irán a visitarlo mientras el resto nos vamos a ver el templo Senjoji en el distrito de Asakusa.

La entrada al templo es una gran puerta con un farolillo gigante donde la gente espera paciente para hacerse la foto. Tras la puerta, un camino flanqueado por cientos de puestos de souvenirs que conduce hasta el templo. Es el templo budista más famoso y antiguo de Tokyo. Es bonito aunque después de haber estado en tantos, ya se nos hace un poco repetitivo.

Una novedad es que hoy está lloviendo!! Así que tenemos una pequeña tregua del calor. Buscamos refugio en un restaurante muy coqueto donde comemos bastante bien. Y hasta hemos tomado postres japoneses!

Aprovechando que ha dejado de llover, nos acercamos hasta Tokyo Station para ver los jardines que rodean el palacio imperial. No es que sean muy variados en especies, de hecho sólo hay arbolitos bajitos colocados al milímetro, pero sólo por el color del césped en contraste con los rascacielos, hace que sea algo curioso de visitar.

Vuelve a amenazar la lluvia y se acerca la hora en la que hemos quedado con Grego y Sara en el apartamento, así que regresamos.

Esta noche seguimos con las divisiones, y es que ellos quieren hacer su "noche de chicos", así que nosotras, en consecuencia, tendremos nuestra "noche de chicas".  En nuestro grupo tendremos una invitada muy especial, Mami. La chica que conocimos al principio del viaje en el hotel de Yurihonjo.
Hemos quedado con ella para ir a Roppongi al restaurante donde Tarantino se inspiró para su famosa escena de Kill Bill, el Gonpachi.

Es una chica encantadora y se desvive por hacernos agradable la velada. Habla español realmente bien y le encanta todo lo relacionado con nuestro país. Conoce tradiciones, gastronomía, está a la última de las noticias y hasta sabe quién es Belén Esteban!!. Esto nos hace preocuparnos un poco sobre qué imagen estamos transmitiendo hacia fuera..

Le comentamos que queríamos ir a un bar hecho de hielo que está también en Roppongi y aunque finalmente no lo encontramos, la chica lo intentó encontrar hasta el último minuto. Como si se tratara de la cenicienta, antes de que dieran las doce, se tuvo que marchar porque perdía el último tren hasta su casa. Así que allí nos quedamos, las tres, en un bar donde se comían raciones de pollo con cerveza en poco más de 10m2. Somos las únicas chicas y además extranjeras, así que somos un blanco fácil. Mientras Sara y María se beben sus cervezas a toda prisa, escuchamos cómo un par de chicos está ensayando frases en inglés por lo bajinis para entablar conversación, pero no les daremos ni la oportunidad.

Nos volvemos para casa antes de que perdamos el último metro. Casualidades de la vida ¿que no pensarías nunca que te iba a pasar en Tokyo? Encontrarte casualmente con alguien anónimo al que conociste una tarde de lluvia bajo la marquesina de la estación de Shibuya, y que no sabes muy bien por qué, en apenas 5 minutos fue capaz de contarte toda su vida. Pues allí estaba, en las taquillas del metro como nosotras. Le hicimos un poco la trece catorce para esquivarle ya que iba un poco perjudicado y no teníamos ganas de aguantar "ebriedades".

Al llegar a casa, sorpresa! los chicos han cerrado la puerta del apartamento con las dos cerraduras y nosotras sólo tenemos la llave de una de ellas. Genial!!! Lo que más nos apetece ahora es quedarnos en la calle, bajo la lluvia y rodeadas de mosquitos esperando hasta que ellos aparezcan, vete tú a saber a qué hora..

Dentro de casa se ve luz, pero no es que estén dentro, si no que se han olvidado de apagarla, al igual que la alarma del despertador que todas las noches suena a las 00:00. Los vecinos de arriba tienen que estar de nosotros hasta el moño.. Sara no se resigna a quedarse en la calle, así que se aventura por el lateral de la casa cual spiderwoman para ver si podemos entrar por la puerta de la terraza o por alguna ventana y hay suerte! Una ventana se abre desde fuera y por fin conseguimos entrar en casa. Gracias por salvarnos Spiderwoman!! jejejeje.

Habrá que esperar hasta mañana para conocer la versión de la noche de chicos...

jueves, 22 de agosto de 2013

Kazajistán y el cesto de braguitas

Día 22 de Agosto:

Las 10:30 y Grego está ya que no sabe qué hacer para entretenerse. Es como un gallo que se despierta con el primer rayo de luz y claro, después de la noche anterior que pasé, yo tenía ya ganas de dormir un poco. Lo malo es que haya tenido que ser en este futón sin espesor, que no amortigua nada y es como haber dormido en pleno suelo. Así que el dolor de espalda que tengo es bonito.

Nuestras visitas de hoy comienzan en el barrio de Akihabara. A los aficionados a la tecnología les sonará. En un distrito conocido por sus grandes centros comerciales y tiendas escondidas donde se puede encontrar todo lo relacionado con informática, sonido, fotografía, telefonía y demás cachibaches.

La verdad es que yo venía con otra idea más futurista y esperaba encontrar aparatos nunca vistos, lo último en tecnología, buenos precios.. pero nada de eso. Al final, la parte que vimos nosotros al menos, tenía muchos productos, pero nada espectacular. Lo bueno es que en la parte de fotografía tienen los objetivos de muestra a disposición de cualquiera y puedes montarlos en tu cámara para probarlos allí mismo. Hay tiendas pequeñas de segunda mano, pero o sabes japonés para entender los carteles y localizarlas o dispones de tanto tiempo como para recorrerte todos los sótanos y plantas de edificios para encontrar las gangas.

Lo único llamativo que había en la zona estaba dentro de un sexshop en el que vendían braguitas usadas con la foto de la dueña. Si, si, BRA-GUI-TAS U-SA-DAS. Y por si no se tiene presupuesto para varias, siempre se pueden comprar las anónimas a granel.

Otra anécdota de la mañana fue el encuentro con un diplomático egipcio en Kazajistán en una tienda de fotografía. Se me acercó con la excusa de que le aconsejara sobre cámaras y no paró hasta conseguir mi teléfono y tratar de que quedáramos por la tarde. En estos momentos es cuando me arrepiento de no llevar nunca ni relojes, ni pendientes ni ANILLOS!!! tal vez así me evitaría estas situaciones.

Hora de comer. Para evitar las trifulcas de siempre, cada uno se va por su lado. Samu y yo un rico ramen y el resto comida de McDonald's.

Por la tarde nos acercamos a la bahía de Odaiba, un añadido artificial a la ciudad que recuerda a la visión que se tiene de Nueva York desde Brooklyn. Tienen el puente y hasta una estatua de la libertad  desde donde se puede observar el aterdecer con el skyline de fondo. Un sitio tranquilo y que da la sensación de estar al margen del bullicio de Tokyo. Es como si se observara la locura desde fuera.

Para llegar hay que coger una línea especial de tren autómata. En la bahía se ven apartamentos de categoría, un graaaan centro comercial y la noria iluminada!

En el centro comercial coincidimos con el concierto presentación del nuevo single de las Party Rockets. Uuuuuuuhhhhhh!!! Un grupo de adolescentes entre 14 y 15 años vestidas cada una de un color. Hasta ahí, normal, un grupo de adolescentes para adolescentes, no? Pues no. Si nos fijamos en el público que ha ido a verlas, son todo señores de 30-40-50 recién salidos del trabajo. Se saben todas las canciones y las coreografías!!

Esta visión unida a las braguitas de por la mañana, es un aspecto un tanto sórdido de esta sociedad que choca con la imagen que teníamos hasta ahora de gente amabilísima, entregada, educada.. Todo parecía ideal en su comportamiento, pero estas cosas hacen sombra.

Ya sólo nos queda montarnos en la noria iluminada, yujuuuu!!!!Por 3000 yenes montamos un grupo de 5 (Edu se queda en tierra por su animadversión a las norias) y durante 15 minutos podemos observar el skyline nocturno de Tokyo.

Para volver al metro/tren que se conduce solo tenemos que pasar de nuevo por el centro comercial, pero esta vez damos con una zona clavadiiita al Venetian de Las Vegas. Los mismos pasillos con tiendas de alto nivel bajo un techo pintado como si fuese pleno día. Lo miiiismo.

Ya de nuevo en Tokyo, Edu tiene antojo de que vayamos al barrio de Roppongi. Al parecer es el destino nocturno del fin de semana, pero hoy es jueves...
Resultado de la noche: no encontramos ningún sitio curioso para cenar, así que terminamos en un sitio de lo más cutre. De bares molones ni hablamos, lo único que hicimos fue dar vueltas por la calle en busca de no sé muy bien qué, el caso es que no entramos en ningún sitio.. Lo único destacable de la noche fue cuando pasamos por delante de un bar con escaparate donde lo que parecían ser maniquís, resultaron ser dos chicas de verdad. Menudo susto que me di, que hasta las chicas se reían.

Vista la exitosa salida fiestera por Roppongi nos volvemos al apartamento, al menos las chicas, porque ellos se quedarán por el barrio intentando salvar la noche.

miércoles, 21 de agosto de 2013

El juego de los trileros

Día 21 de Agosto:

Qué torturaaaa!!! no he podido dormir nada en toda la noche. El aire acondicionado no llegaba hasta mi cápsula y no tenía aire nuevo que respirar. Por favor vámonos de aquí cuanto antes!!!
Hacemos una parada técnica en la sala común de recepción para ver qué visitaremos hoy. Comparte estancia con nosotros un lugareño en kimono y sin calzoncillos, sentado encima de una mesa con las piernas abiertas, que está tomando pastillas a la vez que le mira el culo descaradamente a una chica. Este sitio es todo encanto!! Vamonoooooosss yaaa!!! Ahora Samu se queda embobado jugando al beisball con un juego de mesa donde los muñequitos se mueven. Vengaaaaa!!!!

Esta experiencia "capsule" ha sido de lo peor, y esto deseando llegar al apartamento que reservamos por airbnb.com. Bueno, bonito y barato. Muy cerca de shinjuku y shibuya, en el barrio de Hatagaya. Allí es donde nos dirigimos para dejar las mochilas.

Cogiendo la línea circular de metro/tren para poder utilizar el Japan Rail, llegamos hasta Shinjuku donde cogeremos un bus que en 10 minutos  nos deja cerquita del apartamento.

Hacemos una ronda de duchas entre los que ayer no nos atrevimos a hacerlo en el hotel. Justo cuando era mi turno, decidieron cómo repartir los sitios para dormir. Somos 6 y sólo hay una cama de matrimonio, un sofá cama donde no caben 2 juntos, 2 futones para dormir en el suelo y un colchón hinchable. Resulta que se va a decidir por sorteo.. y ya da igual mi opinión porque son 5 contra 1, como viene siendo habitual en todo el viaje...Yo preferiría ir rotando ya que vamos a estar en la casa 5 noches, así todos tendremos oportunidad de dormir en la cama y no sufrir demasiado con el sofá y el suelo, pero bueno.. que si hay que cambiar las sábanas, que si hay que mover las maletas.. blablabla... ya no se acuerdan de quién les consiguió este sitio..  Después del sorteo: María y Edu cama, Sara y Grego sofá y Samu y yo suelo.

En fin, después de la bronca que no lleva a ningún sitio, nos fuimos a Shinjuku para subir a una de las torres del edificio del gobierno metropolitano. El acceso es gratuito. En ambas torres existen zonas de observación en las plantas 45 a 200 metros del suelo y unas chicas muy amables te hacen de guía para enseñarte qué edificios se pueden ver desde allí.
También se puede visitar de noche ya que está abierto hasta las 23:00, pero nosotros nos quedamos con la visita diurna y las explicaciones de la guía. Es impresionante ver cómo la ciudad parece no tener fin en el horizonte, que se pueda ver hasta el Fuji en días claros, que se aprecien las enormes extensiones verdes en medio de este mar gris de edificios...

Desde aquí, la próxima parada será el barrio de Shibuya, famoso por su zona comercial y su paso de peatones masificado. En realidad hay muchos más cruces de este tipo en la ciudad, pero este es el más conocido por la cantidad de gente que lo utiliza al estar situado justo en la salida de la estación de Shibuya. La mejor zona para verlo desde lo alto es el Starbucks, aunque si se quieren hacer fotos o video hay que andarse con ojo porque está prohibido por la policía, y los camareros se encargan de decírtelo cada dos por tres.

Otro punto de visita habitual de esta zona, y punto de encuentro es la estatua de Hachiko. Ah, que no conoces la historia de Hachiko?? Pues era el perro de Richard Gere que estudiaba en la universidad e hizo una película.... jajajaja, es broma, pero algunos lo entenderán.. La verdadera historia es la de un perro de un profesor de universidad que tras morir su dueño, le estuvo esperando en el mismo lugar durante más de 10 años hasta que el también murió.

Después de dar la vuelta y comer algo rápido en un restaurante de tickets de ramen, nos vamos hacia la Tokyo Tower. Es su 30 aniversario y la han decorado con decenas de muñecos de Doraemon. Esta torre fue durante mucho tiempo repetidor de señales de televisión y radio, pero debido al crecimiento de rascacielos, se la tuvo que "jubilar" para dejar paso a la nueva SkyTree sin rival que le haga sombra a sus más de 600 metros.

Samu, Edu y María suben hasta el observatorio para ver el mar de lucecitas rojas de los edificios de Tokyo por la noche.
A su salida nos volvemos para el barrio a cenar unas pizzas artesanas a 500 yenes cada una. Muy conseguidas para estar hechas por japoneses, aunque les cuesta un poco el salirse del guión cuando les pides una pizza "a medida" que no tienen en la carta, pero que lleva los mismos ingredientes que otras.. Fue curioso ver  cómo una parejita japonesa en la mesa de al lado se comían la pizza con palillos y la mojaban en soja, jajjajja. Seguro que a ellos también les hacemos gracia cuando nos ven comer sushi o ramen, pero nunca se me hubiese ocurrido comerme una pizza así.

Ya en el apartamento, entre sofás, colchones hinchables y futones montamos un tetris para poder encajar todo ocupando hasta parte de la cocina.

Luz fuera.

Buenas noches.

martes, 20 de agosto de 2013

Capsule experience

Día 20 de Agosto:

Está sonando la alarma. 5:00 am. En estos momentos es cuando piensas, qué tipo de vacaciones son estas??? Ni para trabajar me levanto tan pronto! 
Pero luego piensas en las experiencias únicas que puedes tener y sigues pensando..qué tipo de vacaciones son estas??? jejejee, no, es broma. Sin duda merece la pena el madrugón.

El objetivo de levantarse tan pronto es asistir al rezo budista en el templo de Torodo al que llegamos anoche dentro del cementerio. Realmente comienza a las 6:00, pero quiero ir con calma para poder hacer fotos del amanecer. El pobre Samu es el único que ha querido venir conmigo, y eso que es el más perezoso de todos, pero ambos compartimos el gusto por las experiencias únicas y diferentes.

Y para ayudarme a espabilar, qué mejor cosa que ver a Tamariz en calzoncillos de slip? Si, si, un huesped del albergue clavadito a Tamariz, que debe andar un poco chungo de la próstata y se levanta a las 5 de la mañana a mear sin percatarse que estoy en el pasillo comunal.

Al salir del albergue esperaba que aún quedase algo de oscuridad y pudiéramos ver amanecer, pero no, ya es de día. No hay manera de ver "el sol naciente".  Tampoco hay ni rastro de la niebla matinal que había visto en algunos de los libros de fotografías del cementerio de Okunoin y que daban un aire fantasmagórico ideal.

Llegamos al templo a tiempo para ver los preparativos de los monjes. Somos los primeros en llegar junto con otras dos japonesas del albergue que nos enseñarán el ritual que hay que seguir al entrar. Quitarse los zapatos, coger con la punta de los dedos una pizca de canela/incienso en polvo de un montón y frotarse las manos.

En la zona central, iluminada sólo por la luz de las velas, se sitúa el monje que dirigirá la ceremonia. Dos monjes acercan un arcón de madera lleno de las provisiones diarias para los monjes, para que sea bendecido. Al parecer caminan hasta el pueblo (a 2km) para traerlas diariamente.

Alrededor del monje principal se colocan otros 7 monjes. El rezo dura 45 minutos y consiste en ir cantando ciertas partes de un libro. No sé si son oraciones, texto como el de la biblia o el corán... el caso es que sólo varían el ritmo en el momento en el que cada monje rompe el sincronismo y pronuncia lo que nos dio la sensación de ser peticiones propias o plegarias que algún fiel les ha hecho llegar.

5 minutos antes de terminar nos escapamos sigilosamente para ver "La sala de las lámparas" que está en el pabellón de al lado, frente al mausoleo de Kobo Daishi. Más de 10000 lámparas de aceite se mantienen continuamente encendidas en esta sala desde hace cientos de años. Filas y filas de columnas de lámparas, el techo repleto.. impactante. Obviamente el cartel de "No photo", y obviamente yo que no me puedo resistir. Esta vez, de forma discreta con el teléfono para que no se note mucho. Cuando estaba encuadrando una toma del techo, me doy cuenta que hay una cámara de seguridad vigilando, OH, OH! Vámonoooos!!!

Aprovechamos el tiempo que nos queda antes de encontrarnos con el resto para llegar hasta el otro extremo del cementerio. Esto es interminable!! Lo malo es que los mosquitos han empezado a despertarse también y tenemos que abortar la excursión antes de tiempo.

Bajamos hasta el pueblo para desayunar unos bollitos recién hechos y visitar el Danjo Garan.
Es un complejo con más de 20 edificaciones (pagodas, pequeños templos...) en cuya construcción Kobo Daishi invirtió toda su vida. El edificio más llamativo es el Daito, una imponente pagoda de color naranja chillón.
Este complejo es lugar de peregrinaje de los monjes que habitan en el pueblo, y es gracioso verles andar sobre sus sandalias de madera dando mini pasitos para ir de un edificio a otro, hacer sus 3 reverencias, sus rezos y rumbo al siguiente...y así echan la mañana!

Podríamos seguir una semana entera viendo templos en Koyasan y no terminar con todos.. así que nos quedamos con esta pequeña muestra y nos despedimos de este pueblo. Por delante nos queda un largo trayecto de autobús + funicular + tren + otro tren + otro tren más..

Y finalmente, después de 7 horas y 40 minutos llegamos a Tokyo!!! Yujuuu!!! Si llegamos a hacer un transbordo más, Edu me hubiera tirado a las vías del Shinkasen.
Al llegar a la estación preguntamos a un caballero por la dirección del hotel y cómo no!!! nos acompaña hasta la puerta!!!! Ya nos empezamos a acostumbrar a este comportamiento y eso no es bueno.
Hoy tendremos nuestra experiencia "Capsule", y es que no se puede venir a Japón y no dormir en un hotel cápsula (¿o si?). A toro pasado, digo que si, que es totalmente prescindible.

No hay necesidad ninguna de dormir en una habitación con 20 personas más, con olor a tabaco, sin aire circulando, con una moqueta con más manchas que un dálmata y con un baño que es mejor verlo de lejos. Pero claro, todo esto no lo sabíamos al llegar. Lo fuimos descubriendo después. Y si la zona de chicas era para verla, la de chicos debía ser eso elevado a la enésima potencia y añadiendo un japo en calzoncillos que se tira pedos y ronca. Qué delicia de hotel!!!

Intentamos pasar el tiempo justo e imprescindible en este antro, así que salimos a cenar y dar una vuelta antes de dormir, aunque personalmente yo estoy agotada de tanto viaje ya.

Ritual de siempre para encontrar sitio para cenar: que si este no, que este tiene lo mismo de siempre, que este es caro, que este está vacío, que este está lleno.. en fin.. que terminamos en un coreano donde se comen bolsitas hechas con lechuga rellenas de panceta de cerdo a la plancha con verduras. Al menos algo "diferente".

Desde las calles que rodean al hotel se ve la nueva torre SkyTree. Es curiosa la afición que tienen todos por ir a ver torres altas. Como si de mosquitos guiados por una luz se tratara.. allí que van.. total para llegar justo a las 23:00 cuando le apagan todas las luces y cierran. Menudo paseo más productivo y todavía queda volver.. Al menos podremos decir que vimos desde la base la segunda torre más alta del mundo y la más alta de Japón.

Ya de vuelta en el hotel, me voy a dormir a ver si llega cuanto antes la mañana y nos vamos de aquí. María y Sara bajan al sótano a ducharse y al pasar por recepción, a quién se encuentran de sorpresa??? A los chicos poniéndose los zapatos para escaparse a tomar cervezas. Ayyyy, que os han pillado!!!
En el fondo les entiendo. Yo también intentaría escapar de este sitio si pudiera.

Mañana será otro día..