Finalmente la habitación individual de anoche ha estado bastante bien. La cama incluso era de matrimonio. Se ve que a estos japoneses les gusta dormir bastante sueltos. El desayuno ya empieza a tener bastante poco que elegir tal y como nosotros entendemos el desayuno. Verduras crudas o frías, té sin azúcar.. nos salva una especie de mazacote de de tortilla francesa dulce con juguillo, y algún que otro panecillo. Mejor que nos vayamos acostumbrando porque las cosas dulces irán desapareciendo del desayuno a la misma velocidad que los trenes bala que cogemos todas las mañanas, y en su lugar vendrá anguila seca en salsa y pepino...
Hoy seguimos de festivales folklóricos populares en Aomori. Para llegar hasta allí, tenemos que volver a Akita, así que repetimos recorrido taxi + tren + tren + tren.
En uno de los trenes, Edu se hace coleguilla de dos ancianitos que se le han aparecido por los respaldos de los asientos de delante como si fuesen perros de la pradera. Con las manitas juntas, asomando sólo los ojillos y con cara de tímidos, pedían permiso para reclinar sus asientos. Ya iniciada la conversación (léase como conversación, una serie de movimientos de cabeza y expresiones como "aaahh", "yaaa", "jai jai", "oooohhh"), intentamos que Edu de unos pases de torero en el pasillo para que entiendan que somos de España, pero le entra la vergüenza y la señora mayor se queda sólo con el gesto de los cuernos del toro.
Antes de bajarnos para cambiar de tren por enésima vez, la señora se despierta para decirnos adiós y a golpes despierta al pobre de su marido para que también se despida de nosotros, jajajaja. Traduciendo del japonés al español, dijo algo como "Despierta Pepe, que se bajan ya los chiquillos!!"
Por fin llegamos a Aomori, una localidad costera al norte de la isla principal de Japón, ya casi tocando con Hokaido. A pesar de ser un día de diario, se ve a la gente bastante animada, e incluso horas antes de que empiece el desfile, ya van vestidos con la indumentaria propia de esta fiesta.
Cerca de la estación de tren hay un espectáculo de un chico con un mono amaestrado que es capaz de andar sobre zancos y dar mortales al mismo tiempo.. Ver para creer.
En la oficina de información turística nos explican el horario y recorrido del Nebuta Matsuri.
Hasta las 19:10 tenemos tiempo de sobra así que aprovechamos para comer en un restaurante que hay dentro del mercado de pescado.
Por lo demás, la comida muy buena (quitando la babosa dura que venía en el plato de Samu) y el sitio muy curioso. Una vuelta por el mercado de pescado y empezamos el recorrido del desfile en busca de un sitio cerca de la primera fila y que a ser posible esté techado porque amenaza con llover.
No sé si comenté el sistema de reserva de sitio en este tipo de eventos, donde la gente planta una manta, esterilla, periódicos, sillas o incluso delimita una zona con cinta aislante y pone su nombre en el suelo y no aparece hasta momentos antes de empezar, sin temor a que nadie se lo quite. Como ya veníamos "resabíos" nos compramos una lona y la colocamos detrás de unas ancianillas que están en primera fila, pero al ser menuditas no ocupan mucho. Como nos ven de fuera, se vuelcan con nosotros, bueno, con nosotras, porque mientras María y yo reservamos el sitio, Edu y Samu están bien lejos para que no les relacionen con nosotros ya que les da vergüenza la maniobra... en fin... luego bien que se querrán sentar.
Terminamos el paseo, dónde?... como no, en un parque, para dormir la siesta como buen español. Yo mientras aprovecho para hacer fotos a grupos de chicos que van a desfilar.
Volvemos a nuestro sitio preferente en la calle porque empieza el espectáculo!!!!!
Como estábamos esperando, al final termina lloviendo así que recogemos y nos vamos al tren. El desfile ha estado un poco deslucido porque prácticamente todas las "cofradías" han sacado "al santo" tapado con plásticos.
Nos vamos cargados de cascabeles y pai pais a nuestro hotel en Hachinohe. No sé los kilómetros a los que estará de Aomori, pero como nos pasó en Akita, era el único alojamiento que quedaba en toda la provincia. Cogemos un tren local que tiene mil paradas, y en el que nos toca ir de pie por la cantidad de gente que va. En mitad del trayecto, un japonés intenta hablar con nosotros en inglés. Nos cuenta que también vive en Hachinohe, que dónde está nuestro hotel, que cómo vamos a ir hasta allí, que cuál es nuestra ruta por Japón... Como tenemos nuestra mente "typical spanish", la desconfianza es lo primero que nos asalta. Este tío, ¿por qué nos hace tantas preguntas? ¿nos querrá seguir? ¿nos querrá robar? ... Aysss, nada más lejos de la realidad!! El hombre sólo quería acoplarse en nuestro taxi porque le pillaba en la misma dirección!! pero como no cabíamos todos, cada uno por su lado.
Es algo curioso, cuando estás en un país así, te das cuenta las malas costumbres que tenemos en el resto del mundo y lo mal pensados que somos desde el principio con alguien que la única intención que tiene es ayudarte y ser agradable con el visitante. Deberíamos aprender un poco de la bondad, desinterés, educación y amabilidad que tiene esta cultura con respecto a los demás. Todos viviríamos más tranquilos.. (sobre todo yo, que ya no tendría pesadillas en mitad de la noche pensando que me están robando el coche por cuarta vez!!)
Ya por finalizar esta entrada, comentar la última anécdota del día. El hotel en el que estamos alojados no hablan ni papa de inglés, por lo que la comunicación con el recepcionista se hace de una forma un tanto "surrealista", por llamarlo de alguna manera. Imaginad, 4 españoles pegando voces al entrar en la recepción del hotel, que se acercan a la recepción y preguntan: "Do you speak English?" La respuesta es una cara inmutable. Bien, vamos a enseñarle los pasaportes y el nombre de la reserva. Bien, hasta ahí bien. Uff, espera, que se arranca con una parrafada en japonés. Nuestra respuesta, la misma cara que puso él, pero añadiendo el gesto de, "no entiendo ni palabra de lo que me estás diciendo". El chico decide usar un traductor por Internet, así que escribe en japonés, traduce al inglés y al español, copia las frases, imprime el documento con una frase y nos la enseña. Todo esto para que confirmemos que la reserva es para una noche para 2 habitaciones.
María se arranca a preguntarle en el papel si hay WI-FI, a lo que el recepcionista da la vuelta a la hoja y nos escribe un NO bien grandecito. Alé, mira como para esto sí que entiende..
Y con esto y un bizcocho, hasta mañana a las 8:15 para desayunar y salir pitando a Matsumoto.
Según santa wiki:
ResponderEliminarRasserā (ラッセラー) es lo que gritan y parece que no significa nada, que es una especie de mantra.
Envidiaaaaaaa