domingo, 4 de agosto de 2013

Clases de Kanto

Día 4 de Agosto:

07:30 Como no iba a ser de otra manera en nuestras vacaciones, los madrugones los tenemos a la orden del día. Tenemos que coger el tren de las 8:28 que nos llevará a Akita desde Tokyo Station, así que compramos algunas cosas para desayunar de camino y volvemos a coger la JR Sobu Line (esta vez ya gratis porque tenemos activado el Japan Rail Pass). En Tokyo Station buscamos el Shinkansen Komachi 25.

Al igual que en China, la gente aprovecha el viaje en tren para comer. Se llevan unas cajitas con platos combinados muy apañadas, pero el master chef de todos, es el que va en el asiento de delante. Su cajita no es como las demás, ya que tiene un cordón, que al tirar de el, provoca una descarga de vapor, que calienta la comida al instante!!!! Voy a tener que investigar esto para ahorrarme la cola del microondas en el trabajo.

El viaje en tren es un poco largo, pero entre sueñecito, mirar el paisaje de arrozales por la ventana, ojear la revista de tren-tienda con cosas que nunca pensé que alguien pudiera necesitar.. ya estamos en Akita.
Nuestro destino hoy comienza en una ciudad conocida en estas fechas por su Kanto Matsuri, o Festival Kanto. Una fiesta que reune a miiiiles de personas de todo Japón y que haya hecho que tengamos que dormir a 50km porque no había ni una sola plaza libre en ningún hotel, albergue, bed and breakfast, etc.. en 100 km a la redonda, excepto las últimas 2 habitaciones individuales que hemos reservado como única opción. Pero del hotel ya hablaré más adelante..

De momento hemos llegado a Akita, donde nos reciben con danzas y música tradicional en la misma estación de tren. Buscamos unas taquillas donde dejar las mochilas, reservamos los billetes de tren para mañana ir a Aomori, y cogemos un mapita en la oficina de turismo de la estación.

Justo a esa hora (13:00) empieza en la plaza Agora, unas demostraciones de lo que veremos en el desfile nocturno. Nos sirve para ir enterándonos de qué va la vaina. Al parecer hay diferentes asociaciones-clubes deportivos que participan en el desfile. Cada equipo lo forma un grupo bastante grande de personas:

- Chicas y mujeres, que exclusivamente se dedican a tocar el gran tambor, tocar la flauta travesera o ir siguiendo al tambor con gritos de ánimo.
- Niños, chicos, adolescentes, adultos y mayores, forman el grupo que manejan el kanto. Una estructura de bambú del que cuelgan varias filas de farolillos, la cual deben levantar en equilibrio sin que se caiga ni se parta. Para hacerlo más difícil, las posturas que deben hacer son: equilibrio con mano, con cabeza, con cuello y con cadera. Y si esto no fuera lo bastante difícil, le van añadiendo más tramos de bambú para ganar altura, mientras mueven abanicos, sombrillas chinas...

Es difícil explicarlo, espero que las fotos y vídeos ayuden a ver la dificultad que esto entraña y a la vez la majestuosidad del espectáculo. Algo desconocido para nosotros que nos deja con muy buen sabor de boca.

Hablando de boca, terminada la exhibición, nos vamos a comer a una zona donde han montado unos puestos callejeros de comida y en la que todo el mundo se nos queda mirando como a extraterrestres, y es que no es para menos. Unos guiris en mitad de una ciudad donde los occidentales se pueden contar con las dos manos, comiendo lo que comen ellos, pero con cara de no saber qué estamos comiendo realmente, y al mismo tiempo agasajados por los del puesto de al lado, que no paran de traernos cosas gratis para probar (helado de judías, sandía, una especie de algas...)

Además de los puestos callejeros de comida, hay otros donde la gente puede participar para conseguir la comida que se comerán después. Se pueden pescar tomates cherry en un río de agua, o coger con palillos las algas que vimos antes mientras caen por un canalón de agua.

La gente está como loca comiendo esas plantas, que nos pica la curiosidad y probamos unas. Resulta ser como una especie de hoja de nenufar diminuto, enrollada sobre si misma, recubierta de una gelatina acuosa, que al masticarla no sabe a nada, es como si masticases agua, pero tiene algo que hace que no puedas parar de comerla.

Terminamos la comida con una minisandía y una parada en la plaza que está frente al museo de arte, para ver el campeonato oficial de Kanto, donde los participantes realizan los equilibrios delante de jueces y parece que gana el que coja más altura, aguante más tiempo y pase por todas las posturas.

Hace un sol de justicia, así que decidimos pasar el tiempo que falta hasta el desfile de la tarde (19:30) en el parque Senchu, que está al otro lado de la calle. En él hay un templo, una torre de un antiguo castillo, mucho verde, mucha chicharra y demasiados mosquitos. Se ve que mi sangre debe ser nueva para estos bichos, porque han venido a mi como en manada y de una sentada me han dejado casi 20 picaduras en las piernas en lo que he tardado en hacer un par de fotos. Salimos pitando hacia la calle del festival.

Todavía queda una hora para que empiece, pero la gente ya está acomodada en sus sitios en las aceras. En un país civilizado como este, se tiene respeto por aquellos que han ido antes a reservarse un sitio dejando una manta en el suelo, por lo que está difícil encontrar un hueco. Finalmente en las escaleras de un banco, conseguimos unos puestos, que yo abandonaré al encontrar sitio en primera fila delante de una farola que no quería nadie.

Desde allí tengo unas vistas privilegiadas para disfrutar del espectáculo, incluso de casi participar en él cuando 3 de las estructuras me cayeron encima. Las sujetan a tiempo en la caída, así que nadie sale malherido. Uno de los señores mayores que van en el grupo, me ve más perdida que el barco del arroz, como diría mi amigo JJ, y trata de explicarme en japonés, cómo funcionan los farolillos, cuántas alturas van a poner, etc.. Es de agradecer que nos traten de esa manera, aunque no lleguemos a entendernos. Además les hace mucha ilusión escuchar que venimos desde España para conocer su cultura.

Después del desfile, vamos volviendo a la estación de tren parando a hacernos fotos con los tambores, los farolillos..como buenos turistas!!


De camino en el tren vamos estudiando cuál será la estrategia a seguir para no acabar esta noche durmiendo al raso, ya que nuestra reserva es de 2 habitaciones individuales y somos 4. Y por mucho que los japoneses tengan los ojos medio cerrados, creo que va a saltar a la vista.

Acordamos presentarnos allí de lo más normal y si nos dicen algo intentar hacer como que no entendemos. Incluso buscamos zonas "alternativas" donde dormir mientras vamos en el taxi desde la estación de tren al hotel, como un McDonald 24 horas que no está lejos del hotel. Todas estas artimañas al final no son necesarias, ya que esta buena gente nos deja subir sin problemas, aunque con cara de sorpresa.

Así que finalmente, tenemos una habitación decente, con baño propio, todo limpio, cama de matrimonio, internet, televisión, aire acondicionado, fukata y desayuno incluído!! por 6500 Yenes cada habitación. Con un poco de remordimiento de conciencia, hablo con la recepcionista para aclarar que el ticket que nos ha dado para el desayuno es válido sólo para una persona, ya que es la ocupación original de la habitación, pero la pobre, o no me ha entendido la intención o está tan asombrada por la situación, que al momento me da 2 pases más para el desayuno, jejejeeje.

Mientras estamos en recepción, aparece una chica llamada Mami (como tu cuñada, Mon, jeje) que habla muy bien el español y que estaría encantada de quedar con nosotros en Tokyo al final del viaje. Así que nos intercambiamos los datos de contacto y nos subimos a dormir, que ya es hora.

Bueno, a mi todavía me quedará un rato para poder escribir estas dos entradas del viaje, mientras Samu sigue roncando como un oso Grizzlie detrás de mi (y yo sigo sin encontrar mis tapones de los oidos, menuda noche me espera jo )

Mientras estoy escribiendo esto, me acompaña la televisión japonesa, otra cosa que tengo por costumbre en los viajes es ver qué programas ve la gente local y no sé muy bien cómo interpretar lo que están poniendo ahora mismo. Intento describirlo.... un video musical de dibujos donde salen 3 osas que tapan sus pezones con conchas, caracolas, erizos de mar, mientras bailan al ritmo de una música. No sé si es un anuncio, pero no le encuentro ningún sentido. Ahora sale un clon de Falete, pero a lo japonés. Incluso diría que es más reinona que Falete. En fin... suficiente por hoy, no?






1 comentario:

  1. Buen comienzo y por lo que comentas los japoneses parecen gente muy amable. Seguiremos con interés el resto de la aventura!

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