martes, 13 de agosto de 2013

Piratas de Tacachiho

Día 13 de Agosto:

Rápidos como el viento en un Sakura, llegamos a Kumamoto en 30 minutos. Justo a tiempo para volvernos a perder buscando la agencia de alquiler del coche. El día que lleguemos a la primera a un sitio me va a parecer raro, porque esto se está convirtiendo en costumbre.

Bueno, llegó la prueba de fuego, conducir un coche de 8 plazas con el volante a la derecha y por el carril contrario. Pero adelanto que Grego ha superado el reto con nota. Aunque algún "Grego! a la izquierda!" se le escapa a Edu, que va con el culillo un poco apretado dudando de la conducción de Grego.

El GPS del coche es un mix entre inglés y japonés, así que la chica de la agencia nos guarda los destinos que visitaremos estos días para no tener que pelearnos con el aparato.

Preparados! Listos! Ya! Salimos como balas hacia nuestro primer punto. Bueno, como balas va a ser que no, porque para hacer 90km tardaremos 1 hora y media. Los límites son un poco de risa, y claro, al ser novatos, vamos respetando las normas.

El paisaje que nos rodea podría describirse como una mezcla entre Suiza, las Highlands escocesas y Asturias. Incluso vemos vaquitas.

"Ha llegado a su destino" nos dice el GPS. Y tanto que hemos llegado. Ya está todo lleno de autobuses de japoneses, los accesos a los parkings cortado por estar completos.. y eso que estamos en mitad de una isla donde nadie va, y a donde no es sencillo llegar sin coche. En fin, hacemos la del español que se hace el loco como que no entiende las normas y aparcamos en el parking de un hotel.

El lugar que vamos a visitar se llama Tacachiho Gorge y es un cañón por el que discurre un río. El entorno es muy bonito, y se ofrecen distintos entretenimientos. Uno de ellos es recorrer el cañón en barca. Reservamos 2 barcas para casi 4 horas después, por la cantidad de gente que hay esperando para lo mismo. Otra opción es hacer el recorrido por arriba, en un agradable paseillo que no lleva más de media hora. Todavía queda rato para nuestro turno, así que vamos en busca de algo para comer.

Hay pocas opciones, pinchos a la brasa, pescados espetados que has debido pescarte tú previamente en una charca.. pero uno sobre todo nos llama la atención. Se trata de un restaurante donde se come "soba"  (fideos finos frios). Pero la gracia está en que se comen de un bambú con corriente de agua, por el que el cocinero va echando puñaditos de soba. Hay que ser un poquito hábil con los palillos o los fideos pasarán por delante de tus narices y te quedarás sin comer. No, es broma, comer comes todos, porque los que van cayendo por la corriente, van a parar a un colador, que te traen al final para que termines de comer. Sólo Sara se anima con nostros a probar el invento.

Seguimos  esperando. Parece que va a llover y nos resguardamos debajo de una lona. María y Samu se quedan dormidos encima de un banco y una mesa, Todos los japoneses que pasan a su lado les sacan una foto como si fuesen parte del paisaje.

Por fin nos llega el turno para las barquichuelas. Llegamos como un elefante en una cacharrería, sin esperar cola, hablando a gritos como siempre.. Ya hemos conseguido ser el centro de atención y que todo el mundo esté pendiente de nosotros, y es que somos los únicos occidentales que hay.

El paseito dura 30 minutos y por 2000 yenes tienes una barca de remos para 3 personas. El recorrido total por el cañón no creo que sean más de 500 metros, pero entre los virajes involuntarios del remero, las paradas para hacer fotos, los adelantamientos, choques y esquivos que tenemos que hacer con otras barcas, nos retrasan para llegar hasta el final y dar la vuelta para devolver las barcas a tiempo. Nos hemos dividido en 2 grupos: Edu, María y yo en una barca, con Edu a los mandos y Sara, Grego y Samu en la otra (ellos se irán turnando a los remos).

El objetivo por el que estos miles de personas vienen hasta este lugar y se meten en una barca, es disfrutar de un paisaje sacado de "Las crónica de Narnia", en la tranquilidad y silencio de la naturaleza más pura. Pues allí estamos nosotros para romperles el ambiente idílico con nuestra carrera de regatas tipo Oxford y Cambridge, mientras Edu se levanta y entona la banda sonora de "Piratas del Caribe", haciendo un eco en todo el cañón que provoca que la gente que está haciendo el camino a pie, se asomen a las barandillas y empiecen a hacer vídeos, fotos..

En esa batalla por la victoria (sin ningún tipo de recompensa, es simplemente cuestión de orgullo), nos chocamos varias veces contra barcas de familias que estaban en nuestro camino, adelantamos entre rocas, la barca del rival se nos engancha por detrás yendo a remolque del esfuerzo de Edu, pero finalmente la meta es para nosotros!!!

Y tal como llegamos nos vamos, dejando de nuevo la paz en el lugar. No sé si fue casualidad, pero justo cuando salíamos dijeron algo por megafonía, yo creo que avisaban de que los occidentales pesados ya se habían ido y animaban a la gente a volver a las barcas.

Recogemos el coche del parking del hotel, sin ninguna multa, ni aviso ni mala cara por parte de nadie.
Marcamos el siguiente punto en el GPS, nuestro albergue en el pueblo de Aso, con la "suerte" de que en lugar de llevarnos al pueblo, nos lleva hasta la base del monte Aso, donde se encuentra el funicular para subir a la boca del volcán.

Son como las 6 de la tarde y todo está desierto, como si hubiesen avisado de que los extraterrestres estaban atacando la tierra y la gente hubiera huido despavorida. Lo malo es que no podemos preguntar a nadie cómo llegar al pueblo, pero lo bueno, es que podemos ver un atardecer de lo más chulo, con un sol naranja potente como si fuese la misma bandera de Japón.

Adivinamos cómo buscar lugares con el GPS a través del número de teléfono. Ya tenemos la ruta. Cuando ya dejábamos atrás el volcán con su cráter humeante de gases sulfurosos, pasamos por un parking donde sólo había una mujer sentada a la puerta de su caravana tomando un té como si nada fuera con ella, mirando hacia el volcán. Estará esperando el advenimiento de los extraterrestres?
o es que tal vez el mineralismo va a llegaarrrr? "Grego písale, no nos vaya a pillar aquí en mitad de la nada y con sólo té sin azúcar para beber!!"

Hoy y mañana estaremos alojados en el albergue "Aso Base backpackers". Pese a que la palabra "albergue" ya provoca comentarios entre el resto del grupo, el lugar es encantador. La decoración perfecta, cuidada al detalle, las estancias comunes limpias y acogedoras. Para esta noche tenemos dos habitaciones dobles y un par de literas. Echamos a suerte quién irá a compartir la habitación con una pareja de alemanes y Grego y Sara son los afortunados esta vez.

Mi habitación tiene sorpresa, y es que cuando apagas la luz, las paredes y el techo brillan como si fuesen estrellas. Uuoooohhhh!!! como diría un japonés sorprendido.

Hoy, aprovechando que el pueblo no es muy grande y que tenemos cocina disponible, los chicos se acercan al super a hacer algo de compra para cenar. Qué ganas tenía ya de cocinar algo! unas ensaladitas con su aceite de oliva, su tomatito y un poco de carne a la plancha sin salsas ni carajos que le quiten sabor.

Después de cenar se nos acercan una parejita de japoneses, que se arrancan a preguntarnos (en japonés, of course) de dónde somos y ya aprovechando el tirón, se quedan charlando con nosotros toda la noche, con traguitos de whisky Suntori y el google translator de por medio. Se llaman Yae (la chica) y Yuske(el chico). Son de cerca de Beppu y son majísimos. A María le dice que es muy guapa porque tiene la cabeza pequeña, jajajajaa, y es que claro, con los almendrones que se gastan aquí, deberemos parecerles de la tribu esa que encogía cabezas.

Unimos al grupo a un par de chicas (inglesa e italiana) y montamos en un momento la Torre de Babel. Inglés, italiano, español, japonés, lenguaje de gestos.. todo vale.

Después de liarla con voces y risas a las tantas de la mañana y tras varias visitas de la dueña lanzando indirectas apagando luces, nos vamos por fin a dormir.

Yo antes veré las constelaciones que tengo en las paredes, jijijiji.





























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