sábado, 10 de agosto de 2013

Y en la novena planta qué habrá?

Día 10 de Agosto:

Hoy decidimos salir un poco más tarde hacia Hiroshima y dedicar un poco de tiempo a ver Osaka de día. No tenemos tampoco mucho tiempo, pero lo suficiente para entrar a varias tiendas de manga que están en la calle de nuestro hotel.








Además debe ser algún día especial porque antes de que abrieran la tienda de comics, ya había una cola enorme de japos gafotas ansiosos porque abrieran para conseguir el último modelo de muñeco, robot, comic o vete a saber qué. Este tipo de tiendas aparte de ser curiosas por las frikadas que puedes encontrar, nos van aliviando del calor sofocante de la calle con su aire acondicionado.






Callejeamos por una calle techada con muchas tiendas de utensilios de cocina, souvenirs, ropa, pachinkos, restaurantes.. hasta llegar al Dotombouri para verlo de día.



Nos llama la atención una tienda de animales donde parecen haberlos seleccionado para exponerlos. Todos son cachorritos, super bonitos, con los ojitos azules, parecen sacados de un comic manga de esos que te miran con ojos enormes y llorosos para que te los lleves.



Por Dotombouri todavía queda algún vampiro de pelos amarillos y zapatos de punta que no se ha debido acostar todavía, pero por lo general, está bastante desierto todo así que nos volvemos al hotel a por las mochilas y rumbo al tren.

Oootra vez, la confusión de Nambas que nos hace recorrernos media ciudad por los subterráneos para llegar de Namba a Namba Station. Allí enlazamos con la JR Namba Line con Imamiya. De ahí la JR Loop  Line hasta Osaka y finalmente la JR Kyoto hasta Shin-Osaka donde cogemos el Shinkasen.

No quedaban asientos reservados para el tren a Hiroshima, así que compramos unos dim-sum y una tarta de queso esponjosa típica de Osaka para comer. Cuando llegamos al andén (más de media hora antes) vemos una masa de gente esperando para lo mismo que nosotros. Para mi que se han vendido más billetes de los debidos, pero bueno... las colas de espera para los vagones se entrecruzan y es difícil saber para qué vagón estamos esperando. Menos mal que tenemos de referencia en nuestra fila al Julen Guerrero japonés. Un tipo con pelo rubio que parece que sabe dónde quiere ir y que dirige a la gente que intenta colarse para que se vayan al final de la cola. Ya tenemos líder para evitar perdernos en esta vorágine.

Lo peor de esta espera no es la cola, es el calor. Si en la calle era terrible, aquí alcanza el nivel de PELIGROSO. Creo que la sensación térmica puede ser de 45 grados. De hecho hay un pobre niño que termina vomitando.

Se da el pistoletazo de salida para coger sitio y allá vamos siguiendo a Julen, de forma que conseguimos sentarnos todos, pero hay mucha gente que tiene que ir durante hora y media de pie en un tren que va a más de 200 km/h.

Llegamos a Hiroshima y quién nos está esperando allí??? Una ola de calor peor todavía que la de Osaka. ¿Es que esto no va a acabar nunca? A este paso nos vamos a evaporar!!

Para llegar a nuestro albergue cogemos un tranvía, que tiene el mismo método de pago que los autobuses. Estas dos noches nos toca dormir en literas. A Grego no le convence mucho la idea, pero es lo que tiene ser mochilero low cost. De todas formas el albergue está muy limpio y dormimos estupendamente.

Pero antes de dormir, fuimos a visitar, ya de noche, el parque de la Paz donde se localizó la zona cero del bombardeo a Hiroshima. En recuerdo a la barbarie se mantiene el Dome, un edificio en ruinas tal y como quedó tras la explosión. Es impactante sentarse al lado del rio, viendo naturaleza, edificios nuevos.. todo normal en apariencia, donde hace casi 70 años no había absolutamente nada. Se tiene una sensación rara, no sé describirla muy bien. Además coincidimos con un grupo de chicos que sólo con una guitarra, cantaban "rock-grunge" reivindicando "No more war", lo que hacía la estampa más intensa.

Seguimos camino hasta el downtown buscando un sitio para cenar el plato típico, el okonomiyaki. Una especie de tortilla hecha a la plancha con udon, huevo, mayonesa, carne, col, salsa de soja (que no falte). Con nuestro ritual habitual de elección de restaurante durante al menos media hora, terminamos por subir a un edificio con varias plantas en la que una de ellas eran todo puestecitos donde elaboraban este plato. Parece que todos tienen las mesas reservadas, menos uno de un matrimonio que nos acoge para cenar, pero que maldice los mil demonios cuando ve que en lugar de pedir un plato cada uno, pedimos uno para cada dos. Menos mal que este plato te lo cocinan delante de ti en la plancha, porque si no, nos llevábamos escupitajo seguro.

No parece haber tenido mucho éxito entre nosotros la "tortilla", no sé si por el sabor o porque Edu y Grego no hacían más que decir lo guarro que estaba el sitio.
Para terminar la noche, estos quieren tomarse algún espirituoso en algún bar/discoteca.. y volvemos a aventurarnos a los edificios con plantas dedicadas.. Subimos en ascensor a la 10, y nada más abrirse la puerta, apareces ya en el bar. Uno con pinta de bar de categoría donde sólo sirven cócteles y además caros. Nos vamos. Al volver a entrar en el ascensor, nos damos cuenta de que en la planta 9 no hay ningún nombre sobre lo que hay en ella, así que probamos. ¿Qué nos encontramos cuando se abre la puerta...? Pues nada más y nada menos que un piso oscuro, sin muebles con un tío durmiendo encima de un cartón con una bicicleta al lado.  Del susto que nos pegamos nosotros y del que le pegamos a él, pulsamos corriendo otro botón del ascensor y llegamos a otro bar en la quinta planta, más tipo irlandés/europeo con vistas a una avenida. Es muy agradable aunque no tanto el precio de las consumiciones. 800 yenes por cerveza y 900 por un whisky on the rocks.

Y después de haber comido una pseudo-tortilla, haber despertado a un vagabundo y haber dejado medio riñón en la cuenta del bar, nos volvemos andando al albergue, que mañana nos espera un día grande.

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