"Next stop is Osaka". Desde las ventanas del tren, aunque de noche, ya vemos los grandes edificios, los cruces de carreteras, los pasos elevados, las grandes avenidas llenas de carteles luminosos. Lo mismo que si estuviésemos en pleno rodaje de Blade Runner. En cualquier esquina nos aparece un replicante y ya verás...
Para no variar, ¿qué hacemos cuando llegamos cansados del tren, con todo el equipaje encima, de noche y con un calor brutal? Pues lo de siempre, equivocarnos y perdernos. En este caso fue mi culpa porque situé el hotel cerca de la estación de Namba, creyendo que el tren nos iba a dejar en esa estación, pero no. Resultó que el tren nos dejaba en Osaka Station, de ahí teníamos que coger otros 2 trenes más para llegar a JR-Namba, pero seguía sin ser la estación que necesitábamos. Estábamos todos mirando el callejero para planear cómo llegar andando al hotel y de repente llegó un señor preguntándonos qué hotel teníamos. El hombre tenía buen aspecto y parecía serio. (Ya se sabe que lo primero que hacemos cuando alguien nos intenta ayudar desinteresadamente, es sospechar de él, qué triste)
El caso es que el buen hombre no sólo nos indicó dónde estaba el hotel en el mapa, si no que NOS LLEVÓ HASTA ÉL!!!! y eso que fue un callejear con un calor agobiante durante al menos 2 kilómetros o más. No nos arrodillamos para darle las gracias porque si caíamos al suelo no íbamos a tener fuerzas para levantarnos, pero le colmamos de "Arigatos".
Ronda de duchas, as always y al Dotombouri a cenar. Se trata de una calle comercial al lado del canal, llena de restaurantes, tiendas, bares y discotecas, y cuando digo llena, es llena. Desde la planta baja de cada edificio hasta la planta 9. Elegimos el sitio que nos quedaba delante cuando ya estábamos hartos de patear la calle y por casualidad acertamos con un ramen de jamón serrano cocido con arroz y huevo crudo.
Vamos en busca de la FIESTAAAA, por las callejas que rodean el Dotombouri, pero lo único que encontramos son ratas en la basura, japoneses y japonesas que parecen ser relaciones públicas de bares o algo... pero que no se acercan a nadie.. no entendemos muy bien el funcionamiento del tema, así que nos vamos al hotel con la misma FIESTAAA con la que llegamos, cero patatero. Lo curioso del tema son las pintas que llevan estos personajes. Parecen salidos de una peli de vampiros japoneses. Con los pelos rubios como Son Goku cuando se convertía en super guerrero, camisas blancas, pantalones ajustados y zapatos con puntas kilométricas. Todos eran como clones.
Es una ciudad que parece vivir al margen de las leyes no escritas del resto de Japón, suciedad, vagabundos, bares de "señoritas"...
Como cantaban los Guns n' roses, "Welcome to the jungle. We got fun and game.."Así podría describirse la impresión que causa Osaka cuando te plantas en la zona del Dotombouri, en pleno viernes por la noche.
La última imagen de la noche y que mereció la visita a la zona, fue una señora de unos 70 años con una canica de aupa, que iba cosiendo la calle del brazo de la que parecía su nieta, mientras juraba en hebreo, y justo detrás el que parecía su hijo de 45 años, con el uniforme de trabajo que llevan todos los japoneses (camisa blanca, pantalón negro y maletín), con otra borrachera igual o peor que la señora, cogido del brazo de su mujer. Cómico a la par que patético.
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