07:30 Como no iba a ser de otra manera en nuestras vacaciones, los madrugones los tenemos a la orden del día. Tenemos que coger el tren de las 8:28 que nos llevará a Akita desde Tokyo Station, así que compramos algunas cosas para desayunar de camino y volvemos a coger la JR Sobu Line (esta vez ya gratis porque tenemos activado el Japan Rail Pass). En Tokyo Station buscamos el Shinkansen Komachi 25.
Al igual que en China, la gente aprovecha el viaje en tren para comer. Se llevan unas cajitas con platos combinados muy apañadas, pero el master chef de todos, es el que va en el asiento de delante. Su cajita no es como las demás, ya que tiene un cordón, que al tirar de el, provoca una descarga de vapor, que calienta la comida al instante!!!! Voy a tener que investigar esto para ahorrarme la cola del microondas en el trabajo.
El viaje en tren es un poco largo, pero entre sueñecito, mirar el paisaje de arrozales por la ventana, ojear la revista de tren-tienda con cosas que nunca pensé que alguien pudiera necesitar.. ya estamos en Akita.
Nuestro destino hoy comienza en una ciudad conocida en estas fechas por su Kanto Matsuri, o Festival Kanto. Una fiesta que reune a miiiiles de personas de todo Japón y que haya hecho que tengamos que dormir a 50km porque no había ni una sola plaza libre en ningún hotel, albergue, bed and breakfast, etc.. en 100 km a la redonda, excepto las últimas 2 habitaciones individuales que hemos reservado como única opción. Pero del hotel ya hablaré más adelante..
Justo a esa hora (13:00) empieza en la plaza Agora, unas demostraciones de lo que veremos en el desfile nocturno. Nos sirve para ir enterándonos de qué va la vaina. Al parecer hay diferentes asociaciones-clubes deportivos que participan en el desfile. Cada equipo lo forma un grupo bastante grande de personas:
- Chicas y mujeres, que exclusivamente se dedican a tocar el gran tambor, tocar la flauta travesera o ir siguiendo al tambor con gritos de ánimo.
- Niños, chicos, adolescentes, adultos y mayores, forman el grupo que manejan el kanto. Una estructura de bambú del que cuelgan varias filas de farolillos, la cual deben levantar en equilibrio sin que se caiga ni se parta. Para hacerlo más difícil, las posturas que deben hacer son: equilibrio con mano, con cabeza, con cuello y con cadera. Y si esto no fuera lo bastante difícil, le van añadiendo más tramos de bambú para ganar altura, mientras mueven abanicos, sombrillas chinas...
Es difícil explicarlo, espero que las fotos y vídeos ayuden a ver la dificultad que esto entraña y a la vez la majestuosidad del espectáculo. Algo desconocido para nosotros que nos deja con muy buen sabor de boca.
Además de los puestos callejeros de comida, hay otros donde la gente puede participar para conseguir la comida que se comerán después. Se pueden pescar tomates cherry en un río de agua, o coger con palillos las algas que vimos antes mientras caen por un canalón de agua.
La gente está como loca comiendo esas plantas, que nos pica la curiosidad y probamos unas. Resulta ser como una especie de hoja de nenufar diminuto, enrollada sobre si misma, recubierta de una gelatina acuosa, que al masticarla no sabe a nada, es como si masticases agua, pero tiene algo que hace que no puedas parar de comerla.
Terminamos la comida con una minisandía y una parada en la plaza que está frente al museo de arte, para ver el campeonato oficial de Kanto, donde los participantes realizan los equilibrios delante de jueces y parece que gana el que coja más altura, aguante más tiempo y pase por todas las posturas.
Hace un sol de justicia, así que decidimos pasar el tiempo que falta hasta el desfile de la tarde (19:30) en el parque Senchu, que está al otro lado de la calle. En él hay un templo, una torre de un antiguo castillo, mucho verde, mucha chicharra y demasiados mosquitos. Se ve que mi sangre debe ser nueva para estos bichos, porque han venido a mi como en manada y de una sentada me han dejado casi 20 picaduras en las piernas en lo que he tardado en hacer un par de fotos. Salimos pitando hacia la calle del festival.
Después del desfile, vamos volviendo a la estación de tren parando a hacernos fotos con los tambores, los farolillos..como buenos turistas!!
Acordamos presentarnos allí de lo más normal y si nos dicen algo intentar hacer como que no entendemos. Incluso buscamos zonas "alternativas" donde dormir mientras vamos en el taxi desde la estación de tren al hotel, como un McDonald 24 horas que no está lejos del hotel. Todas estas artimañas al final no son necesarias, ya que esta buena gente nos deja subir sin problemas, aunque con cara de sorpresa.
Mientras estamos en recepción, aparece una chica llamada Mami (como tu cuñada, Mon, jeje) que habla muy bien el español y que estaría encantada de quedar con nosotros en Tokyo al final del viaje. Así que nos intercambiamos los datos de contacto y nos subimos a dormir, que ya es hora.
Bueno, a mi todavía me quedará un rato para poder escribir estas dos entradas del viaje, mientras Samu sigue roncando como un oso Grizzlie detrás de mi (y yo sigo sin encontrar mis tapones de los oidos, menuda noche me espera jo )
Mientras estoy escribiendo esto, me acompaña la televisión japonesa, otra cosa que tengo por costumbre en los viajes es ver qué programas ve la gente local y no sé muy bien cómo interpretar lo que están poniendo ahora mismo. Intento describirlo.... un video musical de dibujos donde salen 3 osas que tapan sus pezones con conchas, caracolas, erizos de mar, mientras bailan al ritmo de una música. No sé si es un anuncio, pero no le encuentro ningún sentido. Ahora sale un clon de Falete, pero a lo japonés. Incluso diría que es más reinona que Falete. En fin... suficiente por hoy, no?
Buen comienzo y por lo que comentas los japoneses parecen gente muy amable. Seguiremos con interés el resto de la aventura!
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